Recuerdo que cansada de andar por esa hermosa plaza, plaza que anduve casi como anduvieron hasta hoy la agujas del reloj que aprendió a caminar con la historia, mi cuerpo hacia temblar mis piernas tan duramente que parecía que en cualquier momento mi cuerpo se hundiría dentro de ellas y me rebalsaría luego por entre la boca de mi cintura, algo así como cuando se introduce la mano dentro de un vaso lleno de agua.
En esos momentos me sentaba sobre el verde banquito donde comenzaban las cuerdas a distanciarse, para luego tenderme al sol, dejando recoger al viento el cansancio que me pesaba, y luego colgaba mis piernas sobre la primera, segunda y tercera cuerda, las que a la más leve caricia me regalaban una canción.
Más ni mi sueño ni la noche son eternas, solo la eternidad lo es.Poco a poco el sol lavaba mis mejillas suaves que la juventud regala; las mismas que arrebata al pestañear, y me hacía despertar.
Ya habiéndome recuperado seguía mi camino, pues sin sueños y anhelos ¿cómo es que existiría todo lo que hasta el momento existe? Si no existieran los riesgos, los retos no serían retos, las metas no serían triunfo. Si no existiera el fracaso, nadie sabría lo que es ganar, ni tampoco sabrían lo que es el valor, la voluntad y el coraje para construir lo inconstructible cuando lo derrumbamos por error, ni se sabría tampoco que es hacer lo que se debe de hacer cuando se sabe que no se va a poder.
Si él hubiese dicho: de esta manzana ni una gota de su jugo, o ella: de esta serpiente ni una palabra de su boca, no estariamos aquí, riendo, sudando, llorando, sangrando queriendo ser mejores gentes, en esta gran lucha contra nosotros mismos; viviendo para vivir.
Así transcurrían mis días, corriendo detrás de un sueño, buscando ese mágico lugar, ese mágico túnel.Ya me sabía todos los rincones de ese mundo, podía andar sin mirar y sin miedo a tropesarme con ese abismo negro y profundo que se teme como se teme allá, en donde yo vivía, a la muerte.Ya me sabía las curvas, el nombre de cada cejilla, tuve también un hogar en cada traste.
Yo siempre soñé con esto, y una noche, noche que florece cada mil años, apareció un hada por entre el abismo en que todavía no despierto y en el que ya desperté del todo.Ella me dijo que las hadas son anhelos y sueños tan recordados a cada instante que comienzan a confundirse con la realidad hasta encarnar totalmente aquí y con una vara de fe materializan al fin nuestros sueños.
Hoy vivo en mi guitarra y la puerta mágica donde tengo que entrar para salir con el viento hecho canción la he encontrado, y no fuera si no dentro de mí. Seré hoy lo que hace crecer la semilla, saldré de entre la muerte como una flor, como del lodo negro la flor de loto, seré más que música, seré más que instrumento, seré del cielo la dueña, seré una canción al viento.